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"Iba a ser fusilado, pero no era un traidor" 

 

A los cuatro kilómetros de la frontera, los que me llevaban me dejaron solo y tuve que seguir sin conocer el terreno. Cuándo llevaba andados unos tres kilómetros, me encontré con unos leñadores. Los seguí para evitar que me localizaran. Cuando salimos a una carretera se encontraron a una patrulla de soldados y no se dirigieron a éstos, se vinieron hacia mí. Yo comencé a correr y abrieron fuego contra mí. Logré ponerme al abrigo de los disparos de los soldados. Era una patrulla de regulares que estaba por allí de servicio y me detuvo.

 

Me llevaron a un pueblo y comenzaron a preguntarme si había ido con otros. Yo negué en absoluto que me acompañara nadie. Aquí comenzaron a pegarme e incluso me sacaron para simular un fusilamiento. El teniente que mandaba a los que me tenían que fusilar, al ver que seguía sin hablar, me dio unos golpes con la pistola en la cabeza y comencé a sangrar. Después de esto, me llevaron a la cárcel del pueblo donde siguió el interrogatorio y el maltrato. Querían saber a toda costa si yo había pasado con alguno más. Seguí negándolo. Sólo les dije que me habían llevado con un coche desde Perpiñán hasta la frontera, donde me dejaron diciéndome que tenía que ir hasta Barcelona. Sólo le dije que en Perpiñán había estado en un centro español pero que no sabía donde se encontraba.

 

La documentación que yo llevaba era de unos que habían pasado a Francia días antes. Me llevaron de allí a un pueblo donde creo recordar que se encontraba el EM de la 42 División. A esta cárcel fue a interrogarme el juez de la división. Éste me preguntó si había maquis en la frontera. Le dije que sí. También me preguntaron si había rusos y como les interesaba mucho contesté que sí, que los que habían estado en los campos de los alemanes prisionero, estaban por la frontera.

 

Fui trasladado a Capitanía, donde me llevaron delante de uno que debía ser general. Digo esto porque llevaba un fajín y de aquí me cogieron enseguida y me llevaron a una casa que se encontraba en la parte que está detrás de la Capitanía. En esta casa estaba la segunda bis. Mi declaración fue decirles que había ido a España a sumarme a un movimiento que tenía que producirse. Como sitio de paso le di Puigcerdá. A ellos les interesaba saber con quién tenía que enlazar. A esto les respondí que mi enlace estaba previsto para hacía algunos días.

 

Dije que había nacido en Argentina. Ellos no se lo creyeron y empezaron a pegarme. Todos estaban vestidos de civil. De esta casa me trasladaron a los calabozos de una comisaría que había en la misma calle. A los dos días me llevaron de nuevo a la casa de la segunda bis y comenzaron a pegarme. Esta vez me preguntaron si yo no me llamaba Manuel Ramos Rueda y me enseñaron una foto pequeña como de carnet. Me parece que era una foto donde yo iba vestido como cuando estaba en Pau. Me enseñaron otras fotos de caras que yo había visto en Pau. Desde este momento no pude negar que me llamaba Manuel Ramos Rueda. Antes de este interrogatorio me llevaron a la Comisaría Superior de Policía de Barcelona y aquí el jefe de policía me pregunto quién era yo (supe que era el jefe de policía porque los que estaban en los calabozos me lo dijeron). Éste me preguntó si yo conocía a uno llamado Max Tilo y me enseñó la foto de uno con los pelos rizados y la nariz un poco aguileña. Después de esto no me preguntó nada. Yo negué que conociera a nadie. Este chico de la nariz aguileña y el pelo rizado se  había presentado en la base hace unos días, poco antes de yo salir, y me dijo que si quería una metralleta podría encontrarla debajo de una peña donde él había dejado la suya. Pensé que aquí había gato encerrado.

 

En los mismos calabozos que yo, se encontraban unos chicos que habían matado a unos en una carretera cerca de Gerona o Tarragona y fueron detenidos en Barcelona. También había algunos de la CNT.

 

Fui enviado a los calabozos de la comisaría y desde aquí a la cárcel de San Elías que era una cárcel de clasificación. Al llegar a San Elías me llevaron a la enfermería porque iba muy destrozado de las palizas. En esta enfermería estaban: Boaña, detenido por masón; El Gordo del P, pasado de Francia; Fonsanta, jefe de una de las brigadas de penetración (del EM), Benito Sarabia, de Madrid, pasado de Francia. A este le dejé yo la dirección mía de Francia y de España.

 

Planteé la fuga para todos, pero como ellos no habían tenido una gran actividad no quisieron saber nada. En vista de esto decidí hacerlo solo. 

 

En la cárcel se encontraban los gendarmes franceses que habían sido detenidos cuando en territorio español, cerca de la frontera, compraban alguna cosa en una masía. A éstos les di una nota para mi compañera. En la nota le decía que quizá no saldría. A mí me interesaba que supierais que yo iba a ser fusilado pero que no era un traidor.

 

En la cárcel había un tal Molinero o Molina, socialista, que había pasado porque era amigo de Benito, aquí en la cárcel tenía muy mala posición. También se encontraban otros de un grupo que había pasado de Perpiñán y que iba al mando de un antiguo guardia civil.

Artículo original

 

Manuel (Ramón) Ramos Rueda

daniel alvatorre

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