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"Lo mataron sin demostrar que era un confidente"

 

Había un camarada del grupo que pasó de Perpiñán que se encargaba de regar los pasillos. Yo le ayudaba algunas veces. Cuando le planteé a éste lo que yo quería, al principio no quiso saber nada, pero después accedió a que le ayudase. Uno de los días salí a regar delante del rastrillo, en el mismo momento en que el centinela se encontraba afeitándose. Salí con un cubo lleno de agua y dentro una botella. Dejé el cubo delante del rastrillo en un sitio donde el centinela no lo veía y con la botella me dirigí a una tapia exterior donde había otro de guardia. Pensaba, si éste me preguntaba algo, decirle que el cabo me había mandado por vino y si no me creía, entonces, darle con la botella en la cabeza y echaba a correr. Pero pasé delante de él sin que me dijera nada. Había costumbre de que uno o dos presos salieran mandados por el cabo a comprar vino. Llevaba conmigo cuando me fugué cinco pesetas que me había dado el Gordo. Me dirigí a la casa de la novia de Molinero por medio de quien yo había mandado a mi madre alguna carta y esto me había valido para saber su dirección. Le planteé de qué se trataba y ella me llevó a la casa de un chico cerca de Montjuic llamado Julio Artiga de la CNT a la calle Berenguer Viejo 8 [o 6]. Este es cuñado de un camarada del P. [Partido] de León que actualmente está en Barcelona, llamado Manuel Callejas. A Callejas le dije que yo era del Partido y que quería enlazar con alguien que fuese de confianza, pero éste no me presentó a nadie.

 

Julio antes de llevarme a su casa me llevó a Montjuic a una casa donde estaban reunidos unos que se llamaban Federación Local de Barcelona de la CNT. Estos me preguntaron que cómo era posible que siendo yo de la CNT hubiera pasado con los guerrilleros. Me recalcaron que si hubiera sido comunista no me hubieran atendido.

 

Permanecí en Barcelona por espacio de un mes. Por medio de Callejas me enteré que la prima de Roldán, Mercedes Sabater, se encontraba en el centro. A esta la he visto por Toulouse un día que yo iba por la calle. Se acercó a mí y me contó que ella también había estado detenida. Con ella iba un chico que ella había sacado de  la cárcel en España. Este había pasado de Francia y fue detenido por Andalucía. Es alto y fuerte algo calvo. Fue en Francia de la dirección del Partido. Yo le había visto una vez en 1943 que me lo presentó Ramiro.

 

La documentación para salir de Barcelona me la preparó Julio. Se componía de una célula, salvoconducto y un documento militar diciendo que había pasado la depuración. Este lo conseguirían ellos en capitanía por medio de un chico amigo de uno de la CNT que estaba allí de servicio.

 

De Barcelona fui a Zaragoza. De allí en un camión a Madrid. En Zaragoza estaba en una casa que me había proporcionado Julio. En Madrid fui a la casa de mi madrina y también estuve visitando la familia del camarada Benito. Allí me encontré con uno del Partido, pero cuando se enteró de que me había escapado de la cárcel no lo volví a ver más por la casa.

 

Marcha a León

Marché a León dirigiéndome a casa de Tejerina (cenetista que se encuentra en Francia) [posiblemente, Laurentino Tejerina García, hijo de Laurentino Tejerina Marcos, lider de la CNT en León y máximo responsable del Batallón 206] . Aquí me pusieron en contacto con Elvira Villalobos (la mujer de Maximiliano González, llamado Palanquinos) y por mediación de ella di con los guerrilleros (fugados políticos) que eran todos del batallón [Batallón 206] donde yo estuve durante la guerra y me conocían. Subí tres veces a verlos. Había unos ocho o diez que eran: Noreña (Enrique) [Benjamín Roza Argüelles], del Partido; Pancho, del Pa; El Italiano [Higinio Nicolás Bayón] y dos hermanos; otro llamado Brazo [o Erazo]; uno de Manzaneda y uno más que no recuerdo. Se encontraban en Correcillas, cerca de Matallana. Había otro grupo que no quería saber nada de nada. Se componía de tres de la CNT y de tres socialistas. Estaban por los alrededores de Valcuevas [sic]. Otro de los grupos se encontraba en Vozmediano. Estaba compuesto por cuatro guerrilleros. Uno llamado Secundino [Rodríguez], El Practicante, que había sido antes del Provincial del Partido de León y tres anarquistas, dos de los cuales llamados Calixto López e Inocencio Ferreras, se encontraban en la actualidad en Francia. Yo conseguí sacar de entre ellos a Secundino. Los otros no quisieron saber nada con nosotros. Este era el grupo que más falangistas había matado.

 

En enero de 1946 Blanco vino a mi casa a León. Le mandó el responsable militar de Satander. Hablando con mi madre y al decirle ella que tenía un hijo en Francia que se llamaba Manuel Ramos, Blanco le contestó que me conocía y comenzó a dar detalles de mí hasta tal punto que mi madre se convenció de que me conocía y le dijo que ella había estado hablando conmigo en León. Blanco tuvo que marcharse  y no nos pudimos ver.

 

En noviembre de 1945 yo mandé a Noreña (Enrique) para que enlazara con el regional de Asturias. Volvió de Asturias en febrero de 1946. Con él trajo a un camarada llamado El Gitano (Llaneza) [Andrés Llaneza Rozada] al que le puse César.

 

Yo mandé a una camarada a Bilbao para que le dijera a Blanco que podía ir a la misma casa donde había estado, pero Blanco se encontraba por esa época en Santander. Un camarada quedó de mandarle aviso para que volviera a verme y hacia el mes de abril se presentó de nuevo en León a entrevistarse conmigo, aprovechando un viaje que hacía a Madrid. Me entrevisté con él y así quedó establecido mi contacto con el regional.

 

Después vino un camarada del regional de Asturias dos veces y otro llamado Gijón que nosotros creíamos era responsable del regional. Con éste tuvimos una reunión a la que asistimos yo y Enrique. En ella se discutió el problema de Secundino y la ayuda a los familiares de César (de León) y Pedro que habían sido detenidos. El camarada del regional reconoció que Secundino estaba realizando una mala labor. Éste quería coger el partido en sus manos para entorpecer su actividad. Se oponía a la compra de una imprenta, se opuso igualmente a los actos de sabotaje en el ferrocarril cuando la ida de Franco a Asturias. A Secundino lo había traído yo a León para que organizara el Partido y no hizo nada. En la reunión, Enrique reconoció que él no había actuado bien cuando se oponía a que se ayudara a la familia de los detenidos.

 

Poco tiempo después de la caída de los camaradas de Asturias, se presentó en León un elemento en nombre del CO que decía venir de Madrid. Logró coger contacto con un factor de la estación y por medio de éste y de Vizcaíno cogió contacto con Secundino que le dio enseguida entrada en el P sólo con el fin de demostrar que hacía algo. Este tipo le fue proponiendo que gestionaría la adquisición de una multicopista y otras cosas más. Un día Enrique me dijo que lo había ajusticiado porque se trataba de un provocador. Después de esto me enteré de que los camaradas de Asturias habían caído.

Yo les dije que no estaba bien haberlo matado sin tener datos que demostraran que era un confidente, que el día de mañana si habíamos metido la pata nos pedirían cuentas.  

 

Artículo original 

 

Manuel (Ramón) Ramos Rueda 

daniel alvatorre

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