Las causas pendientes de Ramos (4)
Atentado contra un policía en León
El año 46 continúa sin tregua para Ramos. El 8 de noviembre de 1946 se ve implicado en un atentado a un policía de León, junto a Andrés Llaneza Rozada, el conocido maquis asturiano y uno de los últimos en dejar la resistencia armada contra el franquismo, tras morir en un sonado enfrentamiento con la Guardia Civil, en mayo de 1952. Se había echado al monte en 1945 y había huido a León después de escapar de la cárcel en la que fue apresado por celebrar en un bar la victoria aliada contra Hitler y Mussolini y de anunciar en público, con algunas copas de más, que cada vez quedaba menos para que Franco siguiera los pasos de los dictadores nazi y fascista.
Si un bar supuso la desgracia para Llaneza, otro bar fue también el escenario del altercado que el asturiano protagonizó con Manuel Ramos en León. En concreto, el bar ‘La Montañesa’, situado en el número 5 de la calle Gómez de Salazar, dentro del barrio obrero del Crucero. Resultó gravemente herido, tras recibir varios disparos, el policía Miguel Tomé Román. De hecho, su declaración no aparece en la causa hasta más de dos meses después, el 14 de enero siguiente.
También resultó herido el ebanista José Guzmán Rodríguez, de 41 años, que a las 18,30 horas del referido 8 de noviembre de 1946 se dirigió al bar ‘La Montañesa’ a tomar “un vaso de vino”. Prestó declaración apenas hora y media después de los hechos en la Comisaría de León, eso sí, tras presentar un certificado de la Casa de Socorro “en el que consta que ha sido asistido en dicho establecimiento de una herida penetrante de arma de fuego, en el tercio medio, cara externa, del brazo derecho, quedando alojada la bala en la parte posterior del mismo brazo”.
El cliente herido declaró que entró un policía a pedir la documentación a tres individuos que se encontraban merendando en un reservado del bar y empezó el tiroteo, tras el cual ya sólo pudo ver al agente tendido en el suelo, al que se acercó para atenderlo, sin poder precisar más detalles sobre la fuga de los asaltantes.
La dueña del bar, Consolación Gutiérrez García, de 34 años, y la joven Marina Suárez Gutiérrez, que atendió la mesa de los tres individuos, entre los que se encontraba el autor de los disparos, son los otros dos testigos a los que se pidió declaración.
Ambas mujeres quedaron retenidas al producirse una doble circunstancia sospechosa para la policía. Según el informe del Servicio de Información de la Guardia Civil, la propietaria del establecimiento es “viuda de muerto en las filas rojas” y “querida del bandolero Etelvino Fernández”, significado socialista asturiano, integrado en la partida de los hermanos Arias, y que hasta su huida a Francia, en enero de 1948, actuó por la zona de La Vecilla. Consolación Gutiérrez procedía de esta misma comarca de la Montaña de León, en concreto de Cerulleda (Valdelugueros).
Marina Suárez Gutiérrez, de 25 años, era de la localidad asturiana de Sama de Langreo y, según los informes policiales, era estraperlista. Se desplazaba de forma regular a León para adquirir “artículos comestibles” y se hospedaba en el bar ‘La Montañesa’, a cuya propietaria ayudaba ocasionalmente a atender las mesas. Declaró que en ésas estaba cuando el policía Miguel Tomé se acercó a los tres individuos que habían pedido para merendar 9 chorizos fritos, litro y medio de vino, pan y queso. Ambas mujeres negaron conocer a los comensales y finalmente quedaron en “libertad provisional” después de que el agente herido testificara en su favor avalando su versión. El juez instructor considera acreditado que ambas se dedican al “tráfico ilegal de artículos intervenidos”.
Sin embargo, la causa 508/46 no pondrá nombres y apellidos a los autores del atentado hasta marzo de 1947, cuatro meses después de los hechos. Nuevamente, no se debe a la pericia policial, sino a la carambola de la declaración de un detenido. Se trata de Manuel Ferreras, apresado con Secundino Rodríguez, el 8 de febrero de 1947 en Saldaña (Palencia) y ejecutados el 7 de marzo de ese año, acusados de intervenir en el secuestro y muerte del ingeniero de la Diputación de León Emilio Zapico Arriola, en septiembre de 1945.
Manuel Ferreras declara que el día del atentado al policía Miguel Tomé se encontraba en San Cipriano del Condado. “Sobre las 11 o las 12 de la noche llegaron a casa de Juan (a) El Pelao [Juan Ferreras Fernández, un enlace que acabó echándose al monte], dos individuos denominados maquis, llamados César [pseudónimo que, según su propio informe para el PC, Ramos aseguró haber puesto a Andrés Llaneza Rozada] y Eugenio, el primero dice en este momento que no es de los maquis y el segundo contó a los que allí estaban (Calixto [López Abad], el que habla, Secundino [Rodríguez], Vizcaíno [Manuel Vizcaíno Beberide]), que en la tarde de aquel día, sobre las seis o las siete, estando merendando en una cantina de cerca de la estación del Norte, en compañía de Ramos y César, conocido también por El Guaje, cuando estaban comiendo queso, llegó un policía el cual les preguntó si eran todos de León, y Eugenio, que estaba hablando con una chica que allí estaba, dijo que sí y se acercó más a él el policía y le pidió la documentación. Entonces Ramos le preguntó que quien era y el policía sacó una chapa del bolso y dijo que policía. En cuyo momento Ramos se levantó e hizo unos disparos sobre él, dejándole allí, marchándose para el interior de la capital”.