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Las causas pendientes de Ramos (1)


Ficha policial de Manuel Ramos tras su detención en Cataluña. Gentileza de Carlos J. Domíguez.

El enemigo público número uno de la posguerra en León, Manuel Ramos Rueda, por cuya caída llegaron a ofrecer 500.000 pesetas en los años 40, ha dejado más de una decena de causas pendientes en los tribunales militares de la dictadura franquista. Más de diez diligencias abiertas que se corresponden con el periodo que va desde su vuelta a España, en verano de 1945, y su nueva huida a Francia, en octubre de 1948, fecha desde la que su paradero sigue siendo un enigma. Más de tres años en los que Ramos prolongó su guerra particular contra el fascismo. El mismo fascismo que le derrotó en la Guerra Civil y le envió al exilio, pero al que contribuyó a vencer en la Segunda Guerra Mundial, desde su participación en la Resistencia contra la ocupación nazi. A la tercera, no fue para él la vencida. Los problemas de Ramos con la justicia vienen de largo. Nacido en la localidad leonesa de Santa Lucía de Gordón, el 19 de enero de 1916, y minero en la cuenca de Sabero-Cistierna, su militancia anarquista en la CNT y su carácter impulsivo y temerario ya le llevaron a la cárcel de Riaño en los convulsos años 30 del pasado siglo. Tras la amnistía del Frente Popular y con el inicio de la Guerra Civil, en julio de 1936, se integra en el frente republicano establecido entre León y Asturias y se enrola en el Batallón 206, constituido en su mayoría por anarquistas leoneses, donde llega a teniente de la Tercera Compañía. Al finalizar la contienda, en abril de 1939, pasa a Francia y después del inicio de la Segunda Guerra Mundial, en septiembre de 1939, se embarca en la lucha contra la ocupación nazi. En las Fuerzas Francesas de Interior (FFI) llega a comandante de Segunda Brigada de Guerrilleros Españoles con 500 combatientes a su cargo. Durante este periodo de exilio en Francia, Ramos abandona su originario credo anarquistas y se pasa al Partido Comunista de España (PCE). Como acredita el informe escrito por el propio Manuel Ramos y que obra en el Archivo Histórico del PCE en Madrid, es esta formación la que le manda infiltrarse de forma clandestina en España, cuando la contienda mundial está dando sus últimos coletazos. Ramos tiene 29 años y deja en Toulouse una compañera y dos hijos de 5 y 3 años para volver, solo y rodeado de enemigos, a la tierra que le vio nacer y que, por otra parte, cumple su “sexto año de la victoria”… La esperanza de que los aliados reservaran a Franco la misma suerte que a Hitler y Mussolini era aún un sueño posible. periodhismo.com inicia aquí un serial de ocho capítulos que diseccionará las acciones de Manuel Ramos durante su estancia en España, y en concreto en León, entre 1945 y 1948, y que, a falta de la información que hoy es posible ofrecer, le convirtieron en una leyenda.

De la cárcel de Barcelona al monte en León La retahíla de problemas del maquis leonés con la justicia española comienza nada más cruzar la frontera. Según la causa pendiente en la Capitanía General de la Cuarta Región Militar, con sede en Barcelona (sumario ordinario 33.963), Ramos entró en España, desde el sur de Francia por la provincia de Gerona, recién iniciado el verano de 1945. Las fotografías y la ficha polícial están fechadas el 28 de junio, aunque el procedimiento se inicia el 11 de julio. Se hace pasar por un súbdito argentino, con documentación falsa a nombre de Pedro Gabarrús (Gabarrús era el apellido de su compañera). Fue detenido por una patrulla militar que custodiaba la frontera y, según su propio testimonio, torturado para sacarle información, lo que incluyó la simulación de un fusilamiento. Manuel Ramos declara ante la Policía franquista que cruzó solo a España y que se tenía que dirigir a Barcelona para sumarse “a un movimiento que tenía que producirse”. Logra huir de la cárcel barcelonesa de San Elías, la mañana del 21 de septiembre de 1945, y, un mes más tarde, se dirige a León, vía Zaragoza y Madrid, donde llega con lo puesto y con la misión de unir las guerrillas dispersas que actuaban en el norte de la provincia. Así lo cuenta el propio Ramos en su informe para el PC: “Marché a León dirigiéndome a casa de Tejerina (cenetista que se encuentra en Francia) [posiblemente, Laurentino Tejerina García, hijo de Laurentino Tejerina Marcos, lider de la CNT en León y máximo responsable del Batallón 206]. Aquí me pusieron en contacto con Elvira Villalobos (la mujer de Maximiliano González, llamado Palanquinos) y por mediación de ella di con los guerrilleros (fugados políticos) que eran todos del batallón [Batallón 206] donde yo estuve durante la guerra y me conocían. Subí tres veces a verlos. Había unos ocho o diez que eran: Noreña (Enrique) [Benjamín Roza Argüelles], del Partido; Pancho, del Pa; El Italiano [Higinio Nicolás Bayón] y dos hermanos; otro llamado Brazo [o Erazo]; uno de Manzaneda y uno más que no recuerdo. Se encontraban en Correcillas, cerca de Matallana. Había otro grupo que no quería saber nada de nada. Se componía de tres de la CNT y de tres socialistas. Estaban por los alrededores de Valcuevas [sic]. Otro de los grupos se encontraba en Vozmediano. Estaba compuesto por cuatro guerrilleros. Uno llamado Secundino [Rodríguez], El Practicante, que había sido antes del Provincial del Partido de León y tres anarquistas, dos de los cuales llamados Calixto López e Inocencio Ferreras, se encontraban en la actualidad en Francia. Yo conseguí sacar de entre ellos a Secundino. Los otros no quisieron saber nada con nosotros. Este era el grupo que más falangistas había matado”.

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daniel alvatorre

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